Intentando la felicidad, a prueba y error. La vida es un momento, y lo demás francamente no importa.
Y vivir la vida así, con ese paisaje, ese aire, esas sonrisas. Personas agradables, calles mágicas y momentos inolvidables. Chocolate, nieve y alcohol, amigos, el hit del año, y nos egresamos. Nuestro sueño, el micro, los cantitos. Nuevas amistades, sentir que las fronteras no existen, mucho menos la distancia, tener al mundo en una pequeña bola de nieve. No dormir, saltar, cantar, perder la noción del tiempo, dejar el alma en Puerto Rock. Quedarse sin voz con el paso de los días, los trajes sexys de nieve, las botas pesadas que no combinan con el subir las escaleras. El ascensor, ir al menos dos, la comida, el mozo. Los coordinadores, los gritos al despertarse. Amanecer en habitaciones diferentes, nuevos amigos todos los días, amigos de baño, de almuerzo, de cena, de boliche, de ascensor, de escalera, de mesa, de pasillo, de excursión, el amor platónico de otra empresa, de otro hotel. Sentir que nuestro único limíte es el cielo, tanta libertad, tan poco tiempo. ¿Qué hacer con tanto cielo para mí? dijo Ciro, libres, entre tanta magia, entre tanto sueño, entre tanta emosión, que no sabemos cómo reaccionar, solo sonreímos, y hacemos de esa ciudad tan hermosa, tan mágica, nuestro lugar de encuentro, hacemos realidad nuestro sueño.