Y juntas mirar la misma luna, y encontrar en tu sonrisa mi alivio. En el mundo no debe existir mejor placer que escucharte reir y el encontrar en tus abrazos la pausa que mi tiempo necesita es el mejor regalo.
Tu consejo me enseñó que no hay nada de malo en tropezar, siempre y cuando tengamos ánimo para volver a empezar, que la sonrisa y es el arma más letal de todas, que con un simple abrazo aletargas una vida entera, que juntas somos realmente invensibles. No hay a qué temerle, o no hay que temerle al miedo, hay que dejarse llevar, las cosas fluyen y toman su rumbo, no decaer ni bajar los brazos, que hasta los más mancos la siguen remando.