Y de pronto, asomamos la cabeza que teníamos bajo las sábanas, amaneció, vemos la habitación iluminada. De un salto, nos decidimos a abrir la ventana, el aire fresco, los pájaros cantan, una sonrisa invade tu rostro. Es hora, por fin, llegó la hora. Nos aventuramos a bajas las escaleras, a caminar por el pasillo hacia la puerta de entrada, por fin, el candado que la sellaba se rompe, y de nuevo el sol inunda la casa. Le damos paso a nuevos sonidos, a esos hermosos colores que dejamos de ver, le damos paso a un nuevo amor.