Sonreís y un berretín universal de momentos placenteros se presenta. Desearía que pudiera perpetuar el instante en que tus dientes se me ostentan. Bebo el whisky de tu lengua y ahí no más, con el alma copeteada te sostengo.Vaya a ser que en un segundo de ebriedad me secuestren los agentes del infierno. Me someto, así, a tu entrega. Me rescata, me enloquece y me sosiega. Ya no somos dos ahora; se fundieron nuestros fuegos en tu alcoba. Un pasado infortunado y su intención de instalarse eternamente en tus adentros, se convierte en mi rival de estación. Y yo sé como ganarle a esos espectros. 
Es la base de la dieta del amor: mucha risa pa' que no nos duela nada. 
No hay vestigios de tragedia en tu colchón, porque sobran, porque sobran carcajadas.